The Crimson Petal and the White

Seguimos con la BBC, y es que una vez que empiezas ya no puedes parar. Ya no sé que más maravillas esperarme a la vuelta de la esquina con estos inglese… En este caso y persiguiendo a Romola Garai, una de mis actrices favoritas (ya sí, no hay duda), me he encontrado con una escalofriante joyita que no debería pasar desapercibida.

La historia

Ambientada en la Londres victoriana, la serie retrata con crudeza las oscuras miserias de una sociedad reprimida y fuertemente estratificada con el desparpajo y el atrevimiento que el propio Dickens jamás pudo imaginar. Un hombre de clase alta mantiene una aventura con una joven prostituta, que escribe en su «Libro del Odio» cómo asesina a sus clientes, mientras su mujer enferma hasta la locura encerrada en su casa. Las vidas de los tres personajes se entremezclan a través del sexo, la frustración, el miedo, la desesperación, la obsesión…

Lo mejor

¿A parte de Romola? En serio. Menudo papelón hace esta mujer, poniéndose en la piel de esta prostituta carismática e inconsecuente, llena de contradicciones, odios y finalmente esperanzas. Desde luego, lo mejor de la serie son los personajes. Ella y la esposa del protagonista con problemas mentales hacen un retrato macabro pero a la vez (no sé porqué me da) muy real de lo que era el Londres de aquella época. Acostumbrados a la Inglaterra de Jane Austen, a veces un golpe como esta serie hace que realmente te des cuenta de dónde venimos.

Es una serie que al principio me costó admirar por lo escabrosa que resulta, pero una vez que te vas introduciendo en la historia y los personajes , hay algo que cambia en tu cerebro. Ahí dentro suena una especie de «click» que te permite admirar y disfrutar esta miniserie intensamente.  La serie se mueve a la perfección entre el surrealismo y lo grotesco, con un nivel artístico altísimo, desconocido en una serie de televisión hasta ahora. Todo está inmensamente cuidado, desde el guión hasta el vestuario, pasando por decorados, fotografía, luz, banda sonora… No sé, todo se mueve como un engranaje perfecto y… perverso. Es una historia inigualable llena de belleza y a la vez terriblemente turbia, sucia y agobiante. Con un final que al menos permite un hueco a la esperanza, el suspiro y satisfacción. The Crimson Petal and the White se te queda dentro mucho después de haberla terminado, y consigue hacerte reflexionar incluso más de lo que se propone.

Lo peor

Es difícil encontrarle algo negativo a esta producción tan cuidada y tan bien realizada. Si tuviera que quejarme de algo sería de un primer capítulo tan terrible como sorprendente, que habrá hecho que más de uno se baje del carro y no le de una oportunidad por su apariencia sórdida. Pero bueno, también ahí está parte de la gracia, ¿Verdad? Abonada a los finales felices, admito que quizás uno tan bueno desentona con toda la ambientación y la idea de la miniserie, pero ¡Qué demonios! A mi, me ha encantado. Lo peor, posiblemente sea el odio que le cogerán las mujeres (una vez más) al género masculino gracias a ese despreciable personaje protagonizado por un mayúsculo Chris O’Dowd. Quejica, pusilánime, asqueroso e imperdonable.

Magrat Ajostiernos dice

The Crimson Petal and the White es una joya a la que muchos no querrán darle una oportunidad… ¡ERROR! No hay que dejarse engañar por su apariencia (ya lo decían en Aladín con lo del diamante en bruto). Esta serie es una rareza dentro de las rarezas, hecha con el mayor esmero y con un resultado perfecto. Está hecha para sorprender y consigue concienciar. A mi, desde luego, ha conseguido dejarme completamente anonadada. ¡Ah! Y a riesgo de parecer pesada…¡Viva Romola!