A pesar de que odio las historias de miedo y detesto a los zombies, me encanta Halloween, y cada vez me gusta más Supernatural. Mi plan está claro, pasar esta noche de miedo viendo el principio de la sexta temporada de Supernatural, con fantasmas, zombies, brujas, demonios y todos los seres que nos podamos imaginar. Halloween para mi es La familia Adams, es un capítulo de Buffy Cazavampiros, son ojos embotellados, Pesadilla antes de Navidad y ahora también Supernatural.
Ayer terminé la apoteósica quinta temporada de esta serie, y la verdad es que olía mucho a final-final. Muchos fans dicen que la serie debería haber terminado ahí, al fin y al cabo, a ver que se inventan después del Apocalipsis, pero lo cierto es que a mi me hubiera dado mucha pena despedirme de los Winchester tan pronto. Yo, a estas alturas, veo complicado vivir sin Castiel, mi personaje preferido (con diferencia) de esta serie.
Esta temporada ha conseguido ponerme los pelos de punta, ha tenido episodios insuperables y han demostrado que no tienen miedo a lanzarse a la piscina siempre que la situación lo requiera. Cada vez me recuerda más a Buffy (salvando las distancias), pero es que, ha llegado a un punto, en el que ya pueden hacer lo que les de la gana sin que nos molestemos. ¿Qué quieren resucitar 5 veces a los protagonistas? Me lo creo. ¿No me creí anteriormente que una isla podía moverse? Y son lo suficientemente valientes para reírse de sí mismos y de todo lo demás (el capítulo en el que Gabriel los encierra en la televisión me llegó al alma)
Cada vez me emociono más con los secundarios, que piden a gritos convertirse en protagonistas. Como pasara con Castiel, el demonio Crowley, se come la pantalla en cada una de sus apariciones, y no solo por la piel que lleva (actorazo!), es que un demonio así tiene que trabajar con los Winchester más a menudo.
Esta temporada se la han jugado mucho. Me han encantado los episodios en el que viajan al pasado y descubren el oscuro pasado de sus padres (por cierto, ¿Cómo pudo John Winchester afear tanto en tan poco tiempo? Ejem.), la presentación de un Lucifer que no deja de caerme bien (o al menos mucho mejor que Miguel) es espectacular, y personajes como el profeta escritor o el hermanito perdido hacen realmente interesante y ambivalente esta serie.
Lo sé, no todo puede ser bueno, y es que Sam y Dean, Dean y Sam comienzan a cansar. Y por eso, necesitan tanto de estos secundarios. Sam es un plasta desde el primer momento, no gusta como bueno ni como malo y da más pena que otra cosa. Adoro a Dean, pero su obsesión por su hermano resulta demasiado cansina también. Espero que este tema se vaya resolviendo en la sexta temporada, se dejen respirar un poco y se relajen. Tantas ganas de suicidarse o inmolarse (que es peor) no me gustan nada.
Bueno, pues eso, super temporada, esta quinta, que merece la pena infinitamente y que creo que es la primera que no tiene ni un solo episodio de relleno. Pura diversión y puro enganche, y mucho Castiel gracias a Dios (y nunca mejor dicho). Feliz Halloween, y si no tenéis planes, no os olvidéis de que los Winchester andan cerca.